Cosas que no te dicen de trabajar en casa cuando tienes hijos

Cómo hacer malabarismos con el trabajo y la crianza de los hijos desde casa.

Por Nicole López


Pocos pensaron lo suficiente con el inicio de la pandemia, de cómo sería trabajar y criar a los hijos en el mismo espacio, y que esto podría presentar problemas, contradicciones e incluso anécdotas que podrían avergonzar a la decencia futura.

Sabíamos administrar a la perfección, las relaciones con los clientes, mantenernos al tanto de las finanzas, navegar por el equilibrio trabajo / vida, pero claro, desde la oficina, hacerlo desde casa es otra cosa, la pega se duplica y a veces hasta se cuadriplica.

Las personas que tienen entre 25 y 45 años son los que más se han podido acoger a la posibilidad de trabajar desde sus domicilios. Esta situación deja para aquellos que son padres anécdotas que van desde escenas terroríficas y peligrosas, que acaban en urgencias, a historias graciosas en las que los ‘jefazos’ son testigos directos de lo complicado que es concentrarse en una reunión, cuando se tiene en casa un bebé de un año y medio. Hablamos de padres «desbordados y frustrados» –conscientes de que el teletrabajo es un privilegio pero también la experiencia más intensa de crianza a la que jamás se habían enfrentado.

(Ilustración de Aart-Jan Venema)

Desde Recursos Humanos se pide que se respeten los descansos para comer y se cumplan los horarios, pero eso es imposible porque tienes que dar de desayunar, poner a dormir siesta, hacer comida, dar de comer, cambiar pañales, sonar mocos, limpiar lágrimas…”, reflexiona Carla Cociña diseñadora gráfica.

Compaginar un trabajo de altísima responsabilidad con cuidar y educar a dos niñas mientras se toman decisiones importantes ha llevado a esta asesora de alto cargo de un Ministerio de 39 años, a sentirse totalmente desbordada por la situación. «Se me ha llegado a colar mi hija pequeña gritando ‘cacaaaaa’ en una reunión. Aprendió a ir al baño ella sola imitando a la mayor, sin que nosotros tuviésemos tiempo de enseñarle. Un día nos dijo que no quería más pañal, creo que harta de llevarlo siempre mojado». Claudia siente que las fuerzas para seguir como al principio del confinamiento se van agotando. «He teletrabajado todo el día, a cualquier hora, y ampliado el horario por arriba y por abajo (mientras las niñas aún dormían o cuando por fin dormían) para encontrar momentos de concentración. He estado siempre disponible y de manera inmediata. No he descuidado el trabajo; quizás he descuidado más a las niñas, pero sobre todo, me he descuidado a mí».

Muchos terminamos asumiendo que “necesitamos ayuda”, sí!, por favor!!, para que no nos coma la ansiedad y la presión las que no nos llevan a otra cosa que trabajar por la noche y dejar de dormir.

¿Quién estaba preparado para la gran variedad de emociones que afectarían la capacidad para trabajar de manera eficiente en tiempos de pandemia?.

Varios nos enorgullecíamos del hecho de que, fueran cuales fueran las circunstancias, podíamos bajar la cabeza y concentrarnos en el trabajo. Pero resulta que ese no es el caso cuando te sientes abrumado por la culpa al tratar de llegar a una fecha límite mientras mi pareja calma a nuestro inconsolable bebé que está saliendo los dientes en la habitación de al lado, o cuando mi hijo hace algo gracioso por primera vez y prefiero gastar todo el día mirándolo que sentado frente a un computador.

No te abrumes ni te sorprendas si tus motivaciones han cambiado.

“Mi enfoque siempre ha sido el buen resultado en el trabajo. La diferencia ahora es que tengo a alguien que es más importante que cualquier otra cosa”.

Shawna X, Creativa.

“Lionel me ha puesto todo en perspectiva”, dice la fotógrafa Claudia Legge, de su hijo de 15 meses, “porque cuando se trata de eso, él es mi prioridad y lo más importante del mundo. Si estoy teniendo un mal día, todo mejora porque él está dando pequeños pasos “.

“En este punto estoy empezando a dejar de querer trabajar tanto como sea posible”, coincide el escritor Aart Jan Venema. “Si tengo una semana tranquila, prefiero pasar tiempo con mi familia donde pueda. Si estoy realmente ocupado, me cierro porque realmente no hay otra opción y también tengo que pagar las cuentas “.

(Ilustración de Aart-Jan Venema)

“En este momento, estoy trabajando principalmente con tiempo sobrante, y eso puede hacerme sentir un poco poco profesional”.

¿Qué hacer entonces?

  • Lo más importante, ser honesto. La honestidad es siempre una política bastante buena cuando se trata de relaciones con los clientes y jefes. Cambiar los plazos y gestionar las expectativas en el caso del trabajo independiente o en el extremo de ahora de confinamiento; intentar que esos plazos y expectativas puedan ser aún más maleables cuando tienes hijos. Hacerles saber a tus clientes y jefes, la situación en la que te encuentras es realmente útil. Por supuesto, seguir siendo un profesional que cumple con los plazos, pero darles algo de contexto sobre tu situación y ser claros sobre las limitaciones es vital, incluso si parece una conversación incómoda.
  • Si es posible, concentrar el trabajo en menos días, Matías y su pareja ahora trabajan tres días a la semana cada uno. “Y esos tres días son muy productivos”, dice. Pero para hacerlos productivos, han adoptado nuevos niveles de organización:

    “Ahora soy muy meticuloso con la gestión del tiempo. La noche antes del trabajo, establezco un horario y divido el día por horas para planificar todo, desde el trabajo que tengo que hacer, los recados que tengo que hacer, hasta el tiempo designado para revisar las redes sociales. Ha sido muy diferente a mi vida anterior, y creo que para mejor. Prepararse mentalmente para un cronograma y objetivos ha hecho que sea mucho más fácil entrar en la zona de productividad “.
  • Acepta que eres menos productivo. La programación eficaz es una herramienta realmente útil para hacer tu vida más fácil, pero a veces la mierda (literal y metafórica) sucede cuando menos lo necesitas o lo esperas. Acostumbrarse y aceptar ese hecho será clave para reducir los niveles de ansiedad y estrés. 

“Soy bastante bueno cerrándome cuando no estoy con mi pareja e hijos”, dice   Sebastián, ejecutivo de marketing, “pero me cuesta mucho trabajar en pequeños trozos. Es difícil no involucrarse cuando escuchas que tu pareja está pasando por un momento difícil, pero tú también tienes un horario apretado. En este momento, estoy trabajando principalmente con tiempo sobrante, y eso puede hacerme sentir  un poco menos profesional. Se necesita a veces que alguien te diga y te apoye para darte cuenta de que está bien. Entiendo la necesidad de calidad, pero a veces hay que dejarla ir “.

  • Encontrar tiempo para tí mismo,  puede que te haga sentir culpable la primera vez que lo hagas, pero también salvará tu salud mental a largo plazo. Dirigir tu trabajo y tu vida personal desde el mismo espacio significa que el trabajo a menudo se desangra en el tiempo familiar y viceversa. Es difícil establecer límites. Esto se vuelve más difícil con una persona pequeña corriendo por la casa exigiendo tu tiempo, y de repente te encuentras simplemente pasando del trabajo al cuidado de los niños y viceversa sin darte cuenta. Pero esto afectará tu cabeza si lo dejas por mucho tiempo. Rocío divide su semana en partes, algunas de las cuales son para el trabajo, otras para el cuidado de los niños y el resto para leer, jugar o navegar. “Esto mantiene mi cabeza en un buen lugar y evita que pierda el tiempo posponiendo las cosas”.

  • Y por último, ¡no hay más vueltas! A todos nos han enseñado a aceptar que una actividad secundaria es parte del modelo de trabajo millennial. Esto siempre fue una tontería, pero ahora aún más. Apenas puede encontrar la energía para lavarte y vestirte todos los días. En serio, ¿un mareo mental más? ¿A quién estás engañando? Cuando puedas o necesites, ve a la cama y disfruta con los niños, y el trabajo ya se verá!.